24 may 2010

Soneto a Pontevedra

Ante los ojos de la Peregrina
se extiende, sin prisa alguna,
a su alrededor la piedra fría,
revelándome una nueva Gerunda.

La mece una cálida brisa
que inconscientemente me lleva,
como si mis pisadas no fueran mías,
hasta la Plaza da Leña.

Te dibujo, Pontevedra,
como si te conociera...
no me he ido y ya pienso en la vuelta.

Una pausa en la escalera
y un Godello en la Verdura.
Apenas unas horas y ya me siento tuya.